La Tabla Ouija no es un juego ni menos un inocente juguete. Es una potencial arma de muerte

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Todo lo pintan como un juego revestido de asepsia y cero riesgos. Lejos de fundamentalismos, al comprarla, regalarla o usarla, no sólo ofendes a Dios (seas o no creyente), sino que incluso quien la utiliza se expone, con riesgo de muerte. Tal cual.

 

 

Cada Navidad, el comercio exprime los bolsillos de millones, esclavos del consumo. Regalos por mil. Quizás alguna vez hayas regalado o te dieron como presente un objeto en apariencia inocente y entretenido, la tabla Ouija. Su éxito en ventas lo potencia Hasbro u otras empresas dueñas de la patente que ofertan este objeto en sus catálogos virtuales por un valor que se aproxima a los 20 dólares.

 

Orígenes en el espiritismo

 

Aunque hoy se pretenda presentarla como un producto de entretenimiento inocuo, la verdad inicia a desvelarse en la historia de los orígenes de este tablero.

 

En un reportaje publicado en la prestigiosa revista de ciencias e historia Smithsonian, el historiador estadounidense Robert Murch se refirió a los orígenes de este juego. En el artículo que lo cita, publicado en la edición de octubre de 2013, el experto afirma haber investigado este fenómeno desde 1992; tiempo en que por lo desconocido del tema, le pareció importante analizar. “Para una cosa tan icónica que juega con el miedo y que se impregnó en la cultura estadounidense, ¿cómo nadie puede saber de dónde vino?”, se preguntó.

 

Para Murch la Ouija, es la respuesta a la obsesión americana del siglo XIX por el espiritismo nacido de grupos ocultistas herméticos focalizados en comunicarse con los muertos. Esos grupos adeptos al espiritismo, señala, provenían de Europa y arrasaron con fuerza en Estados Unidos cuando desde el estado de Nueva York las “hermanas Fox” aseguraban recibir mensajes de espíritus que golpeaban las paredes en respuesta a sus preguntas. Luego la tabla Ouija sería el instrumento para acceder a esa experiencia desde todos los hogares, incluso cristianos, señala Murch.

 

El boom de lo desconocido en los negocios

 

Pero el tablero dotado de letras y números que facilita la comunicación con los espíritus de los muertos se masificó sólo cuando Charles Kennard, oriundo de Baltimore, convocó en 1886 a otros cuatro socios para fundar la Kennard Novelty Company. Juntos comercializaron la “tabla que habla”. Ninguno de ellos era espiritista, dice Murch, sino hombres de negocios que habían identificado un nicho.

 

Como explica Murch, y a diferencia de lo que se cuenta en muchas versiones, su nombre no se origina a partir de las palabras que sirven para expresar afirmación en francés (“oui”) y en alemán (“ja”), sino que se debe a una ocurrencia de la cuñada de uno de los socios de la firma quien consultó a los espíritus con la propia tabla cuál debía ser su nombre.

 

El negocio, dice Murch, crecía y “la comunicación con los muertos era común, no era visto como algo extraño o raro… Hoy, nos fijamos en eso y pensamos, «¿Por qué están abriendo las puertas del infierno?»”.

 

La siniestra verdad se revela

 

Aunque no faltaron testimonios de nefastas experiencias por el uso del tablero, la sed por lo oculto era mayor. Sólo cuando en 1973 la película El Exorcista sugirió que la posesión de la niña Reagan McNeil había sido causada por una sesión de Ouija, se encendieron alertas.

 

Muchos son los testimonios de personas que en medios digitales como Aleteia, Aciprensa, Religión en Libertad, InfoCatólica y otros han señalado los daños padecidos por su uso. También en Portaluz lo hemos denunciado. Así lo hizo en su columna semanal el sacerdote Luis Escobar, quien reconoce que ha intervenido para liberar a personas afectadas por fenómenos maléficos originados por el juego de la Ouija:

 

“Recuerdo -señala el sacerdote chileno en parte de su columna- un grupo de ocho niñas de un colegio que jugaron con la tabla Ouija y cuyos padres no sabían qué sucedía con ellas porque, después de un tiempo, comenzaron a presentar extraños comportamientos con cuadros violentos, convulsiones y otras crisis inexplicables para la ciencia (siempre tengo el apoyo de profesionales de la ciencia médica y otros cercanos a quienes recurro para discernir)”. 

 

Asimismo publicamos en Portaluz el testimonio de un joven argentino quien quedó con parálisis luego de invocar espíritus mediante la Tabla Ouija. Rubén Darío Valenzuela, el sacerdote que lo asistió junto a su familia fue categórico: “Quedó con una parálisis facial y de medio cuerpo, como expresión tácita de una posesión demoníaca facilitada por la práctica”.

 

Son innumerables los casos similares. Pero también llegan al extremo fatal. En octubre de 2011, el concejal de la Junta Municipal de Asunción, Paraguay, Hugo Ramírez, presentó una minuta para que se prohibiera la venta de la tabla de Ouija en los comercios de la comuna. El concejal tomó la decisión luego del suicidio de un joven de 17 años trastornado por lo vivido durante el juego con la referida Tabla. “Este tipo de situación –declaró Ramírez- se viene sucediendo en nuestro país de un tiempo a esta parte, desde que la práctica de la Ouija ha tomado posicionamiento dentro de las actividades practicadas por los jóvenes de nuestra sociedad”.

 

Ofensa a Dios

 

Sin entrar a considerar el objetivo y razón del por qué se utiliza la Tabla Ouija o similares actividades y objetos…

Sólo por la esencia de su origen, ya explicitado, además del modo mágico de operar sobre el tablero de letras y números (no es objetivo de nuestro medio difundir las fórmulas para el uso de este objeto) y debido a la invocación de espíritus que involucra… se puede afirmar que: Este objeto y la actividad a él ligada es del todo contrario a la doctrina católica e involucra una ofensa directa a Dios mismo.

 

Al respecto, hablando del Primer Mandamiento -“Amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas”-, el Catecismo de la Iglesia Católica establece en el n° 445 que se prohíbe “la superstición, que es una desviación del culto debido al Dios verdadero, y que se expresa también bajo las formas de adivinación, magia, brujería y espiritismo”.

 

La Sagrada Escritura que presenta la Historia de la Salvación señalada por el Catecismo de la Iglesia, es aún más explícita:

 

“No ha de haber en ti nadie que practique la adivinación, hechicerías o magia; ningún encantador ni consultor de espectros ni adivino ni evocador de muertos. Es abominación para Dios todo esto”, sentencia la explicitación del primer mandamiento en el libro del Deuteronomio 18,10-11.

 

Muchos otros pasajes bíblicos y declaraciones Magisteriales complementan lo antes señalado. Baste agregar una recomendación final que nos ha sido dada por el sacerdote Luis Escobar… no sólo evite adquirir, regalar o utilizar una Tabla Ouija o similares. Si tiene alguna destrúyala quemándola en lugar seguro para ello. Si la utilizó alguna vez en su vida y es católico… haga un acto de arrepentimiento sincero y acuda al sacramento de la confesión. El triunfo es siempre de Dios, no lo olvide.

 

 

Fuente: Portaluz