Radiografía de la Astrología, una pseudociencia

Los astrólogos siempre dicen que están muy ocupados para llevar a cabo las cuidadosas pruebas de su eficacia, así es que en las últimas dos décadas los científicos y estadísticos generosamente han hecho tales comprobaciones para ellos. Ha habido docenas de pruebas cuidadosamente diseñadas en todo el mundo, y la astrología las ha reprobado todas.

 

 

Desafortunadamente, la creencia en el poder de la astrología es mucho más general entre los estudiantes de lo que mucha gente se da cuenta. La última encuesta sobre el tema realizada por Gallup concluye que el 25% de los americanos creen que la astrología o la posición de las estrellas puede afectar la vida de las personas. Secciones de astrología aparecen en más de 1200 periódicos en los Estados Unidos; en contraste, menos de 10 periódicos tienen secciones de astronomía. Y en todo el mundo, demasiadas personas –incluso líderes de países– basan sus decisiones en el consejo de los astrólogos. 

 

Además, la astrología es solamente una de varias creencias pseudo-científicas cuya aceptación por los medios de comunicación y por el público ha contribuido a una inquietante falta de escepticismo entre los jóvenes (y aparentemente entre los presidentes) en los Estados Unidos. Muchos maestros sienten que está por debajo de la dignidad profesional el discutir temas como estos en los cursos de ciencias. Desafortunadamente, si fallamos en alentar a nuestros niños a tener dudas positivas y pensamientos críticos, estaremos criando una generación que está dispuesta a creer casi cualquier declaración, por improbable que sea, impresa en los periódicos o reportada en la televisión.

 

Algunas preguntas sobre Astrología que nutren la reflexión

 

  • Para aquellos que leen las secciones de astrología en periódicos o revistas, es bueno el preguntarse primero qué tan factible es que 1/12avo de las gentes del mundo (más de 400 millones por cada signo del zodiaco) tengan un día parecido. Esta pregunta nos hace ver porqué las predicciones de las secciones de astrología siempre son tan vagas que pueden aplicarse a situaciones en la vida de casi todos.

  • ¿Por qué es el momento del nacimiento, en vez del de la concepción, el momento crítico para calcular un horóscopo? Para contestar, es útil saber que cuando se estableció la astrología hace miles de años, el momento del nacimiento se consideraba mágico. Pero ahora entendemos que el nacimiento es la culminación de casi nueve meses de un desarrollo complejo e intrincadamente orquestado dentro del vientre. Muchos aspectos de la personalidad del niño se desarrollan mucho antes del nacimiento. La razón por la cual los astrólogos aún adoptan el momento del nacimiento tiene muy poco que ver con la “teoría” astrológica. Simplemente, casi todo el mundo sabe cuál es el momento de su nacimiento; pero es difícil el averiguar el momento de la concepción.

  • Los astrólogos que se promocionan como “verdaderos” dicen que la influencia de todos los astros mayores del sistema solar debe tenerse en cuenta para predecir un horóscopo acertado. También insisten en que la razón por la cual debemos creer en la astrología es porque nos ha dado predicciones o perfiles de personalidades precisos durante muchos siglos. Pero cualquiera que conoce la historia de la astronomía puede decirle que los planetas conocidos más distantes (Urano, Neptuno y Plutón) no se descubrieron hasta 1781, 1846 y 1930, respectivamente. Así es que ¿por qué no todos los horóscopos hechos antes de 1930 eran incorrectos, puesto que faltaba al menos un planeta en su inventario de influencias importantes? Además ¿por qué los problemas o inexactitudes de los horóscopos antiguos no condujeron a los astrólogos a “sentir” la presencia de estos planetas mucho antes de que los astrónomos los descubrieran?

  • Todas las fuerzas de largo alcance que conocemos en el universo se debilitan con la distancia (la gravedad es un excelente ejemplo). Sin embargo, para la astrología no hay diferencia si Marte está del mismo lado del Sol que nosotros (y por lo tanto relativamente cerca) o completamente del otro lado; su influencia (fuerza) astrológica es la misma. Si alguna influencia de los planetas y las estrellas realmente no dependiera de que tan lejos está la fuente de la influencia, esto resultaría en una completa revolución en nuestro entendimiento de la naturaleza. Cualquier sugerencia al respecto debe verse con extremo escepticismo. Además, si las influencias astrológicas no dependen de la distancia ¿por qué no tenemos que considerar las influencias de otras estrellas, y hasta de las galaxias, al hacer un horóscopo? ¡Qué horóscopos tan inadecuados estamos recibiendo si se omite la influencia de Sirio y de la galaxia de Andrómeda! (Por supuesto, como hay billones de estrellas en nuestra galaxia y billones de otras galaxias, ningún astrólogo puede tener la esperanza de terminar un horóscopo que tomara en cuenta todas estas influencias.)

  • Aún después de miles de años de estudio y de perfeccionar su arte, diferentes escuelas de astrología todavía discrepan vehementemente en como predecir un horóscopo y sobre todo, en cómo interpretarlo. Su horóscopo puede ser hecho e interpretado por diferentes astrólogos en el mismo día y las predicciones, interpretaciones o sugerencias pueden ser completamente diferentes. Si la astrología fuera una ciencia, como dicen los astrólogos, esperaríamos que después de tantos años, experimentos o cálculos similares nos dieran los mismos resultados.

 

¿Cuál es el Mecanismo?

 

Pero, aunque hiciéramos a un lado esos pensamientos negativos sobre la astrología, nos queda por hacer una pregunta importante. ¿Por qué las posiciones de los objetos celestes al momento de nuestro nacimiento habrán de afectar nuestros caracteres, nuestras vidas o nuestros destinos? ¿Cuál fuerza, influencia o tipo de energía viaja de los planetas y estrellas a todos los seres humanos y afecta nuestro desarrollo o destino? 

 

Uno puede ver como la perspectiva del mundo astrológico pudo haber sido atractiva cuando surgió la astrología hace miles de años. En esos días, la humanidad se aterrorizaba de las fuerzas de la naturaleza que frecuentemente son impredecibles y buscaba desesperadamente regularidades, signos y portentos de los cielos que los hubieran podido ayudar a guiar sus vidas. Aquellos eran tiempos de magia y superstición, cuando se pensaba que los cielos eran el dominio de los dioses o espíritus, cuyos caprichos tenían que comprender los humanos –o al menos tener alguna advertencia– si iban a sobrevivir. 

 

Pero ahora, cuando nuestras naves espaciales han viajado a los planetas y los han explorado con cierto detalle, nuestra perspectiva del universo es muy diferente. Sabemos que los planetas son otros mundos y las estrellas otros soles, cuerpos físicos increíblemente remotos y piadosamente indiferentes hacia las vidas diarias de las criaturas en nuestro pequeño planeta. Ninguna cantidad de jerigonza sonante a científica o cálculos computarizados de los astrólogos puede disfrazar este problema central de la astrología y no podemos encontrar ninguna evidencia de un mecanismo por el cual los objetos celestes puedan influirnos de un modo tan específico y personal.

 

Presentando la “Avionología

 

Veamos una analogía. Imagínese que alguien propone que las posiciones de todos los aviones jumbo jet del mundo en el momento en que nace un bebé tendrán un efecto significante en la personalidad de ese niño o en su vida futura. Además, por una suma de dinero, un “avionólogo” con una gran computadora ofrece hacer un mapa elaborado mostrando las posiciones de los aviones a la hora correcta e interpretar este complejo patrón para ayudarle a entender la influencia de éstos en su vida. No importa cuán “científico” o complejo resulte este mapa, cualquier persona razonablemente escéptica probablemente le haría algunas preguntas bastante directas al “avionólogo” sobre porqué las posiciones de todos estos aviones deberían tener alguna conexión con las personalidades o con los eventos que determinan las vidas humanas. (A los estudiantes les podría agradar el inventar otras “ciencias” parecidas y hacer un conjunto elaborado de reglas para esas “ciencias”.) 

 

En el mundo real, es muy sencillo el calcular las influencias planetarias en un recién nacido. La única fuerza conocida que actúa a distancias interplanetarias de modo significativo es la gravedad. Así es que podemos comparar la influencia de un planeta vecino como Marte con otras influencias en el bebé. Resulta que la atracción gravitacional del obstetra es considerablemente mayor que la de Marte y el edificio del hospital posee una atracción aún mayor que la del doctor; a menos que el bebé esté situado exactamente en el centro geométrico del hospital.

 

Poniendo a prueba la Astrología

 

Algunos astrólogos mantienen que podría haber una fuerza aún desconocida que representa la influencia astrológica. Supongamos que los beneficiamos con nuestra duda y que hay algo que nos conecta con los cielos, aunque no sepamos lo que es. De ser así, las predicciones astrológicas –como las de cualquier otro campo de la ciencia– deben poder comprobarse. Tomando un ejemplo sencillo, si la astrología predice que Virgo y Aries son signos incompatibles, al ver miles de registros de matrimonios y divorcios, deberíamos ver más parejas Virgos-Aries divorciadas y menos de ellas casadas de lo que esperaríamos al azar. 

 

Los astrólogos siempre dicen que están muy ocupados para llevar a cabo las cuidadosas pruebas de su eficacia, así es que en las últimas dos décadas los científicos y estadísticos generosamente han hecho tales comprobaciones para ellos. Ha habido docenas de pruebas cuidadosamente diseñadas en todo el mundo, y la astrología las ha reprobado todas.

 

Por ejemplo, el psicólogo Bernard Silverman de la Universidad del Estado de Michigan vio los registros de 2978 matrimonios y 478 divorcios en 1967 y 1968 para ver si los signos astrológicos “compatibles” tenían más probabilidad de juntarse y permanecer juntos. Él encontró que no había ninguna correlación; los signos compatibles e incompatibles se casaron y divorciaron igual de seguido. En otra prueba, los miembros del personal de la oficina de Inspección Geológica de los Estados Unidos analizaron 240 predicciones de terremotos por 27 astrólogos y encontraron que eran menos acertadas de lo serían simplemente con adivinar. Y así ha sucedido con cada una de las pruebas. 

 

Además, los astrónomos Roger Culver y Philip Ianna siguieron las predicciones específicas de astrólogos y organizaciones astrológicas bien conocidas por un periodo de cinco años. De las más de 3000 predicciones específicas en su muestreo (incluyendo muchas sobre política, estrellas de cine y otras gentes famosas) solo el 10% pasaron la prueba. 

 

Si el leer las estrellas ha llevado a los astrólogos a hacer predicciones incorrectas nueve de cada diez veces, ellos parecen ser muy poco de fiar como guías de las incertidumbres de la vida o de los asuntos de cualquier país. Tal vez debemos dejar que esas señas de luz en el cielo despierten el interés de las personas en el universo real (y fascinante) más allá de nuestro planeta, y no permitirles que se aten a una fantasía antigua legada de los tiempos cuando nos juntábamos alrededor de la fogata, temerosos de la noche.

 

 

Autor: Andrew Fraknoi

Fuente: Periódico Tribuna de Periodistas